Bueno, en primer lugar, quisiera dar la bienvenida a todos nuestros futuros lectores, saludaros y agradecer su colaboración. He elegido este tema como podría haber elegido cualquier otro, pero esto es lo que tiene bloguear, que escribes lo primero que se te viene a la cabeza. Y así será siempre a partir de ahora, al menos en mis entradas, aunque no serán normalmente tan largas. Y, dicho esto,manos a la obra y a por la primera entrada del blog.
He pasado toda mi vida utilizando Windows. Bueno, toda mi vida... dejémoslo en la mayor parte de ella. Y, ojo, que yo estaba encantado. Hacía mis cositas: ver pelis/series, utilizar internet, hacer trabajos y... ya. Hasta ahí llegaban mis inquietudes informáticas, que tampoco se me puede pedir mucho más. Me descargaba los programas necesarios para desempeñar esas "complicadas" tareas y me quedaba tan a gusto, como por ejemplo: Microsoft Office, VLC,... Vamos, lo que todos conocemos. Lo básico de lo básico.
¿Qué pasó? ¡Que comenzó la era de la epidemia de las Blackberrys en el mundo de la telefonía! y yo tenía que soportar cómo todo el mundo blandía su teléfono (algunos los llaman "bibis", “oye, ¿tienes bibi?” y yo me descojono) ante mi... joder, si es que no se ni de qué marca era el mío, solo se que era de los primeros de color pero mierder total. Y encima mirándome por encima del hombro los muy desgraciaos. Aguanté y aguanté hasta que me di cuenta de que o evolucionas o mueres (por darle un toque dramático) y había que agenciarse un "smartphone". Si, vale, pero ¿ cual? Yo me había jurado que jamás sería como esos de la BB que hablan contigo mientras escriben a sabe-Dios-quién, sabe-Dios/qué estupidez, para después levantar la cabeza y decir: " perdona¿ qué decías?" (joder, yo le mato). No, no, yo no iba a ser uno de esos. Así que mirando y preguntando me encontré con que el iphone era una posibilidad. Tan posible que me lo compré.
Gran parte de la culpa la tuvo un amigo mío, que me lo dejó bien claro: " Mira, Javi. Yo tengo dos teléfonos: un iphone y una BB y tú, sin lugar a dudas, eres de iphone".A mi no me gustan las etiquetas y en ese momento sentí que estaba etiquetando. Por un lado, a los que usan BB y, por otro, a los de iphone. Entonces no lo entendí (y que conste que sigo sin etiquetar porque hay de todo) pero ahora se a qué se refería.
Y es aquí donde entramos en materia. Esta fue mi primera incursión en el mundo Apple y vaya si es un mundo. Para mi en ese momento y, aún hoy, era un mundo por descubrir. Con el iphone pasa que es tanto lo que se puede hacer que intentas sacarle todo el partido que tiene. Lo intentas, pero no lo consigues. Porque te das cuenta de que puedes hacer de todo. Pasas de estar incomunicado a poder comunicarte con cualquiera, en cualquier momento y como quieras. Y, entre tanto, pasas el tiempo probando esta o aquella aplicación haciendo cualquier tontería que se te ocurra (esta es la clave del Iphone)
Llegados a este punto, ¿Qué ha pasado aquí?, ¿Qué magia despliegan el iphone o Apple que tanto te cambia y te impulsa a escribir esta entrada?. Pues, en mi caso, ofrecer un producto que hace que te pique la curiosidad por todo, que quieras sacar lo máximo que puede darte y todo esto mientras te das cuenta de que no te conviertes en un apartado social como muchos de los portadores de Blackberrys que conozco. Aunque sí que es cierto que te conviertes un poco en portador del estandarte de Apple cuando la inferioridad del resto de productos de igual función pasan por delante de tus narices. Hasta aquí mi encuentro con Apple y sus historias.
La verdadera razón de esta entrada y donde se confirma verdaderamente el compromiso de uno que escribe estas líneas con el mundo Apple se encuentra en una decisión que tuve que tomar hace pocos meses. De repente, necesitaba quería un portátil y, claro, ahí estaba la balanza mirándome a los ojos. Un PC (lo de siempre, sin más complicaciones) o un MAC (algo nuevo sin saber muy bien donde te metes). Como os podéis imaginar, el capricho pudo al sentido común. ¡¡Y qué suerte!!! Porque acerté de nuevo. Ya no se trataba de un ordenador para mirar internet y ver pelis, sino un dispositivo puesto a prueba constantemente y pasando cada una con sobresaliente. No es que de repente te pongas a programar por arte de magia, ni mucho menos, pero sí que despierta más inquietudes y te pasas el día averiguando cómo funciona todo hasta que te das cuenta de que sabes más de Mac en dos meses que de Windows en toda tu vida (lo que son las cosas) y, desde luego, un servidor prefiere, sin lugar a dudas, el primero.
Hasta tal punto digo esto, que de no ser por Mac no estaría escribiendo estas líneas. No es que esté directamente relacionado, ni mucho menos, pero sí en mi caso. Porque empiezas a entrar en más blogs buscando información, descubres los podcast (yo mismo voy a sacar uno sobre cine dentro de muy poco), screencast, ... y un montón de programas con los que rellenar tu ordenador que no me hubieran importado nada de seguir en Windows
Esta es mi historia y así es como la cuento, es decir, como me da la gana.
¡Indie!
ResponderEliminar