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26 de marzo de 2011

Se me ha roto el iPhone... ¿y ahora qué?





    Bueno, para ser exactos, se me ha roto la pantalla. De tal manera que sigue funcionando perfectamente, aunque mi corazón se encoja cada vez que lo miro directamente. ¿Y qué os quiero contar con todo esto?. Pues quiero quejarme, ni más ni menos que de mí mismo. Quiero hacer una pequeña reflexión de cómo ha funcionado mi cabeza desde el momento en que se me rompió (nunca lo olvidaré) hasta ahora. Y, dicho esto, tanto con vuestro permiso como sin él, procedo a relatarlo.



    Lógicamente, el primer recuerdo que tengo fue de incredulidad absoluta. Sólo pensaba: “Esto no me puede estar pasando a mi”, con lo cuidadoso que soy y lo mucho que lo mimo y, sin embargo, ahí estaba el iPhone roto y yo embobado mirándolo. A esa fase preliminar de desconcierto le sobrevino la cólera, el enfado, con el mundo y conmigo mismo y finalmente, qué remedio, resignación.
    Vale, el mal ya está hecho, ¿y ahora qué?. Pues empecé a informarme del coste de la reparación (descomunal), de cómo adquirirlo a través de puntos de la compañía de telefonía (ni en mis sueños),... hasta que llegué al quid de la cuestión que da lugar a esta entrada y es: “Me compro el iPhone 4 y listo, que es mejor que mi actual 3gs”. Lo vi clarísimo en cuanto se me pasó por la cabeza. Pero resulta que , además, hoy ha salido el iPad2 y también me dije que lo quería, que no tuve el 1 y que esta vez sí que sí. Entonces lo medité y fue cuando me sentí tremendamente mal.




    Que, por favor, no se me malinterprete. Sin hipocresías. Que cada uno se compre lo que le dé la real gana, que para eso es su dinero y, por favor, sin gilipolleces del estilo de “pobres niños de África” que, cuando lo piensas da pena, pero en el día a día a todos nos importa un carajo. Hablo de mi experiencia personal y de mi visión global de la actualidad social. Me paso el día escuchando/ leyendo cosas sobre el maldito consumismo de las narices, pero es que de verdad que existe. Doy fe. Soy víctima al 100%. Me explico.
    Tengo el que, probablemente, sea uno de los mejores teléfonos móviles del mundo (para mí, que es lo que importa) o, al menos, uno de los más codiciados y funciona perfectamente. Me refiero al iPhone. Cocretamente el modelo 3gs. Y, sin embargo, ya estoy pensando en la excusa perfecta  para comprar el iPhone4 cuando el móvil que tenía antes que el “roto” no soportaba ni “politonos”. Por otro lado , sale a la venta el aún más codiciado iPad2 y yo, como buen amante de los productos de la manzana, decido que me lo quiero comprar, cueste lo que cueste, a pesar de que no lo necesito para nada. Es cierto que tanto al iPhone como al iPad les voy a sacar un partido tremendo pero la verdad de la historia es que no sirve para nada.



    Lo que quiero decir con esto, usando como metáfora el iPhone y el iPad, es que se nos está llendo bastante de las manos esto de tener siempre lo último y lo “mejor”. Que hace no tantos años no teníamos móviles, ni internet ni iPods y estábamos tan felices. Creo que hay que agradecer y servirnos de los nuevos avances tecnológicos pero no rendirnos ni a ellos ni a las empresas que los suministran. Parece algo de lo más obvio pero os aseguro que no lo es. Lo veo en las noticias, en los blogs, en la radio, en twitter y, qué demonios, en las calles. Todos con el mismo móvil o similares “excluyendo” a gente que no tiene internet en el bolsillo y haciendo colas kilométricas para comprar un producto que es completamente prescindible durante horas y horas. ¡Ojo! que yo el primero.
    Como ya dije al comienzo de esta entrada, podemos hacer lo que queramos, pero con mesura, que es lo que más cuesta. Y lo peor de todo es que, llegando al término de este artículo, sólo puedo hacer una confesión. Sigo queriendo el iPad2. Yo ya he sido contaminado así que intentaré contener la enfermedad como pueda. La pandemia ha sido desatada. Salvaros mientras podáis. 
       Un abrazo.

7 comentarios:

  1. tyler durden:" lo que posees, acabará poseyéndote". Muy verdad

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  2. Gran comentario. Acabas de resumir todo mi artículo en una frase. Gracias por la aportación.

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  3. No cabe más por decir que el primer comentario. Javi, que sepas que te tengo en reader. Creía que escribirías más. Un abrazo.

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  4. Vaya hombre. No hay piedad!!! jajaja... intentaré escribir más a menudo. Lo que pasa es que entre el curro y los exámenes... se complica un poco la cosa. Pero no te preocupes que en breve caerán más entradas.

    Gracias por los comenarios. Esto es lo que hace que no me duerma en los laureles.

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  5. Aaay cómo nos seduce la manzana prohibida eh? Totalmente de acuerdo, nos hemos creado unas necesidades que nos llevan a gastar más y más y lo peor es que al final acabamos cayendo... Ahora el 90% de lo que tenemos es vicio, pero como mola eh? xD

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  6. Y al final que hiciste con el iphone roto? te lo digo por si lo tienes sin uso te lo podria comprar para piezas, ya me dices, saludos.

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  7. Qua grandes los iphone y que dañon hacen... Su reparación es un caso aparte..

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